En un giro inesperado del destino, Mallory Klaus, una crupier y embajadora del Texas Card House en Dallas, logró lo impensable: ganar un torneo de póker en su propio lugar de trabajo y llevarse un premio de 211.745 dólares. Lo que comenzó como una simple visita para jugar cash games en su día libre terminó en una victoria que transformó su carrera en el mundo del póker.

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