Los estudios de la UNLV demuestran que regalar más no siempre significa ganar más. Cómo ajustar tus promociones sin perder jugadores ni rentabilidad.
En los casinos y salas de apuestas de Colombia, el free-play (los créditos gratis para jugar) se ha convertido casi en sinónimo de promoción. Muchos operadores lo usan para atraer clientes o recuperar visitas perdidas, creyendo que regalar más genera más movimiento.

Pero una investigación reciente de la Universidad de Nevada, Las Vegas (UNLV) demostró que esa ecuación no siempre funciona así.

El profesor Anthony F. Lucas, de la William F. Harrah College of Hospitality, analizó 12 millones de jugadas reales en casinos de Estados Unidos y llegó a una conclusión simple: dar más no necesariamente vende más.

Según el estudio, cuando los casinos aumentaban su presupuesto de free-play en un 20 %, el gasto promedio del jugador solo crecía entre 1 % y 3 %, y en los clientes más fieles no aumentaba nada.
En otras palabras: después de cierto punto, los jugadores dejan de sentir el valor del incentivo.
El punto de equilibrio
Si llevamos este concepto al contexto colombiano, imaginemos un operador que invierte $4.000.000 mensuales en bonos o créditos promocionales para sus jugadores frecuentes.
De acuerdo con los datos de la UNLV, reducir ese gasto en un 10 % (es decir, ahorrar $400.000) no afectaría las visitas ni la permanencia del jugador, siempre que se mantenga una buena experiencia general.
Con ese mismo dinero ahorrado, el operador podría:
- financiar una nueva pantalla promocional visible desde el exterior,
- mejorar la iluminación del área de máquinas,
- o invertir en capacitaciones de atención al cliente que, a largo plazo, fidelizan mucho más que un bono adicional.
No se trata de eliminar los incentivos, sino de hacerlos más inteligentes.
Del regalo al reconocimiento
El free-play funciona mejor cuando se percibe como reconocimiento y no como costumbre.
Por ejemplo, un jugador que recibe $10.000 en crédito el día de su cumpleaños o tras alcanzar un número de visitas específicas, lo asocia con una experiencia personalizada. En cambio, si recibe el mismo bono cada semana sin motivo, deja de valorarlo.
Esta diferencia emocional tiene un efecto directo en la caja.
Un operador que asigne su presupuesto de promociones según comportamiento —no de forma general— puede aumentar hasta en un 15 % su margen operativo, sin dejar de incentivar al jugador.

Aplicación práctica
Ejemplo 1:
Una sala con 30 máquinas y promedio diario de $7.000.000 en ventas.
- Promoción actual: $600.000 diarios en free-play.
- Ajuste sugerido: reducir a $480.000 (-20 %).
- Resultado estimado: ahorro mensual de $3.600.000, sin pérdida de tráfico, que puede reinvertirse en mantenimiento o ambientación.
Ejemplo 2:
Un operador regional con 5 salas que distribuye bonos automáticos cada fin de semana.
- Cambio sugerido: reemplazar uno de esos bonos por un programa de “jugador destacado del mes”, con reconocimiento público y crédito simbólico.
- Resultado: percepción de valor más alta, costo menor, y fidelidad emocional más sólida.
El free-play seguirá siendo útil, pero solo si deja de ser un gasto y se convierte en una herramienta estratégica. El operador que mide, segmenta y comunica mejor sus incentivos obtiene más con menos. La UNLV lo comprobó con cifras; los operadores colombianos pueden demostrarlo con resultados.
Porque en este negocio, no gana quien regala más, sino quien invierte con inteligencia y hace sentir especial a su jugador.
Y esa —como bien sabemos— es una de las razones por las cuales las salas con equipos Diamond® siempre parecen tener algo más que suerte.
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Fuentes:
- Lucas, A. F. (2024). “The Diminishing Impact of Casino Free-Play Promotions.” UNLV Gaming Research & Review Journal.
- Adaptación para Mundo Video® – Marketing para Casinos (2025).


