¿Qué harías con US$5.100 millones? En Ras al khaimah, emiratos árabes unidos, la respuesta ha sido tan simple como descomunal: comprar unos 600.000 metros cuadrados de isla artificial, levantar una torre de 305 metros con 70 pisos frente al golfo pérsico y crear el primer casino resort del país.
Wynn al Marjan Island se anunció en 2022 y apunta a abrir a inicios de 2027. Menos de cinco años entre el primer render y la realidad.
El ritmo de obra es casi cinematográfico. La torre principal ya alcanzó el piso 70; la estructura está terminada en 1.526 de sus 1.530 habitaciones y suites (99,7%) y el “fit out” interior va en 1.504 unidades, es decir, cerca del 98% listo. En la fachada se han instalado más de 19.000 de unos 26.000 paneles de vidrio, mientras los edificios bajos que se extienden por la isla reportan alrededor del 97% de concreto y acero completados.
Así es la isla de Al Marjan, donde se construirá uno de los casinos de los Emiratos Arabes
Cuando abra sus puertas, el resort ofrecerá 1.530 llaves repartidas en 1.217 habitaciones, 297 suites en altura, diez villas marina estates, cuatro garden townhomes y dos royal apartments. Doce piscinas, una marina para superyates, 420 metros de playa privada y un centro de eventos de unos 7.700 metros cuadrados diseñado para bodas, congresos y espectáculos que prometen ser un éxito nunca antes visto en la región.
En el corazón del complejo estará el casino: cerca de 20.900 metros cuadrados de área de juego, alrededor de 275 mesas y más de 2.000 máquinas, una combinación imbatible para un país que nunca había tenido juego regulado. Las previsiones hablan de un ingreso bruto anual de juego entre US$1.000 y US$1.660 millones, con un escenario base de US$1.330 millones. Sobre esa base, se proyecta un retorno sobre el proyecto entre 9,8% y 15,7%, y sobre el capital invertido que podría superar el 30%. Números que suenan a inversión segura.
El contexto acompaña la apuesta. Dentro de un radio de cuatro horas de vuelo viven unos 2.400 millones de personas. Ras al khaimah espera pasar de 1,3 millones de visitantes en 2024 a más de 5 millones en 2030, mientras su capacidad hotelera crecerá de unas 7.400 a más de 16.000 habitaciones, todavía por debajo de la demanda estimada. A eso se suman más de US$200 millones en infraestructura vial, ampliación del aeropuerto local a 3 millones de pasajeros y la promesa de taxis aéreos eléctricos que podrían unir dubái con la isla en apenas 15 minutos.
Visto desde lejos, todo esto parece un catálogo de “todo lo que se puede hacer con dinero”: comprar arena, dibujar una costa desde cero, levantar una torre brillante como una diamond y llenarla de experiencias que imprimen rentabilidad día y noche. Pero, para muchos operadores, el verdadero mensaje está en la escala: no todos necesitan una isla, a veces basta con un rincón del piso de juego donde la mezcla correcta de máquinas se convierta en ese pequeño proyecto que uno siente que debe comprar, porque encaja perfecto en su sala y en sus números.
En esa frontera entre sueño y hoja de cálculo es donde nacen las ideas que, sin ser gigantes, cambian por completo la historia de un casino.
