Disney no planea llevar contenidos o licencias oficiales a Roblox en el corto plazo por preocupaciones relacionadas con la seguridad de menores, según un reporte atribuido a fuentes citadas por Variety y replicado por medios especializados. El mismo reporte subraya que Disney no mantiene una presencia formal en Roblox ni acuerdos oficiales de licenciamiento, aunque habría realizado campañas puntuales en la plataforma.
La decisión llega en un momento de alta presión pública y legal sobre Roblox. En Estados Unidos, un panel judicial federal centralizó decenas de demandas que acusan a la plataforma de facilitar explotación sexual infantil, y el caso quedó asignado para manejo coordinado en el Distrito Norte de California. Roblox ha negado las acusaciones y anunció que se defenderá.
Roblox es un gigante del gaming social y del contenido creado por usuarios: en sus resultados de 2024 reportó 82,9 millones de usuarios activos diarios en promedio (DAU) y 73,5 mil millones de horas de uso en el año. En paralelo, la compañía también ha citado que su ecosistema supera los 150 millones de usuarios diarios, una escala que vuelve cualquier falla de seguridad en un problema de reputación global.
Ante el escrutinio, Roblox viene apretando el “cinturón” de seguridad. En meses recientes reforzó controles parentales más granulares —incluyendo bloquear experiencias específicas— y aceleró ajustes para reducir el acceso de menores a contenidos no apropiados. El cambio más sensible está en la comunicación: Roblox informó que exigirá verificación o estimación de edad para acceder a funciones de chat, con un despliegue gradual por mercados, usando validación con proveedor externo y clasificación por rangos de edad para limitar interacciones entre menores y adultos.
Para Sudamérica, el trasfondo no es menor. La región combina una base enorme de usuarios jóvenes con marcos de protección de datos que ponen la lupa en menores. En Brasil, por ejemplo, la LGPD establece que el tratamiento de datos de niños debe atender su “mejor interés” y, como regla, exige consentimiento destacado de padres o responsables, además de evitar recolectar más información de la necesaria. En Colombia, el debate sobre protección de menores en entornos digitales también viene creciendo, con presión social y regulatoria sobre plataformas que facilitan interacción y monetización.
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El punto de fondo es simple y no tiene glamour, pero manda: para marcas globales, entrar a plataformas masivas sin controles robustos implica riesgo reputacional y potenciales fricciones legales. En ese tablero, Disney decide esperar. Y el mensaje para la industria gamer es claro: la era del “lanzar primero y corregir después” cada vez cuesta más.
