El sector del juego en Colombia empieza a hablar el idioma de la sostenibilidad. La decisión de Coljuegos de dar segunda vida útil a equipos decomisados es más que un trámite: es un cambio cultural. Cada año los operativos dejan cientos de equipos fuera de circulación; si se considera que un terminal típico puede pesar entre 35 y 50 kg, incluso un volumen moderado de incautaciones se traduce en varias toneladas de potencial residuo electrónico. No es una cifra cerrada: es una estimación de orden de magnitud para dimensionar el reto y evitar exageraciones.
El giro clave, sin embargo, sucederá dentro de la cadena productiva. Mundo Video Verde® se plantea tres frentes muy concretos:
- Trazabilidad ecológica pieza a pieza (placas, fuentes, pantallas), registrando su origen, vida útil y destino final;
- Reacondicionamiento estandarizado con criterios de eficiencia energética y testeo eléctrico, de modo que un porcentaje medible del parque vuelva al circuito formal;
- Valorización responsable de materiales (metales, plásticos técnicos y vidrio) mediante gestores RAEE certificados, con reportes auditables.
Este enfoque permite reemplazar el “retirar y destruir” por un ciclo técnico documentado: reparar cuando sea seguro, reciclar cuando sea necesario y donar cuando el componente, ya saneado, pueda convertirse en insumo educativo o social. El resultado es doble: menos presión ambiental y más valor social.
El sector de juegos de suerte y azar, que aporta transferencias relevantes al Estado y empleos formales, puede demostrar que el crecimiento también se mide en impacto ambiental evitado. La iniciativa pública de Coljuegos y el impulso privado de programas como Mundo Video Verde® no son “gestos verdes”; son mecanismos operativos que alinean cumplimiento, innovación y responsabilidad.
Si algo define la próxima etapa es la medición: trazabilidad, tasas de reacondicionamiento, kilos efectivamente valorizados. Porque el futuro del juego no solo se contará en premios, sino en cuánto le devuelve al planeta.
