Siempre se ha hablado que Perú es “la de mostrar” cuando de control Online se trata, pero no todo es color de rosa…
Empecemos por el principio, ¿qué es fiscalizar? Es el acto por el cual se controla que una persona —jurídica o natural— cumpla con las disposiciones pertinentes, ya sea antes o después de haber sido otorgado algún permiso o licencia. Entonces, un inspector o fiscalizador debe conocer muy bien aquello que va a controlar, tanto como debe hacerlo el fiscalizado para asegurarse de que no se cometan faltas.
Sé que si me atrevo a desobedecer las reglas tributarias, la Superintendencia Nacional de Aduanas y Administración Tributaria (Sunat) cerrará mi negocio, colocará un cartel en la puerta, embargará mis cuentas bancarias y no descansará hasta cobrarme. Para evitar problemas cumplo con todo lo que me piden, contrato al mejor contador que puedo pagar y duermo razonablemente bien.
Multas y sanciones
En otro ejemplo, vemos cómo a los inspectores de tránsito, tan fiscalizadores como los de Sunat, cada vez los transportistas públicos los respetan menos. Las multas que imponen ni se pagan en la mayoría de los casos, porque si no lo hacen nadie va a su casa a embargarlos o los intimidan hasta que paguen.
Si el castigo no va a ser aplicable, el espíritu de la fiscalización y el efecto que se buscaba se pierden por completo. ¿De qué sirven tantos inspectores de tránsito, si el castigo impuesto no va a ser efectivo?
En nuestra industria, la autorización expresa no quiere decir “ya puedes abrir la puerta”: quiere decir que el Estado te autoriza a explotar un negocio y te exige cumplir con los requisitos aplicables que deben conocer perfectamente los fiscalizados y los fiscalizadores.
Auditorías de máquinas
Y es acá dónde cierro el círculo. Hace poco recibí una llamada de un operador. Muy nervioso y preocupado me cuenta que le han colocado unas máquinas con juegos nuevos, y que al encenderla y entrar a la pantalla de auditoría, descubrió que el nombre del juego no aparece en unos casos, y que en otros salía uno diferente. También que el código de la etiqueta no tiene nada que ver con el que aparece en la pantalla. En otro caso, la huella digital que aparece en el dispositivo de auditoría no es la misma que figura en la etiqueta de la memoria.
Errores en la supervisión
Sinceramente no entiendo qué descargo habría que presentar, si en todo caso el que estaba en un error era el inspector, no el operador.
Me tomó un buen rato explicarle que todo estaba bien y no había ningún error. No me entendía ni me creía, y seguía aferrado a la experiencia pasada. Pero finalmente le quedó claro que no existe ningún artículo, literal, pie de página, encabezado o letra pequeña al final de un documento —ni mucho menos ley, reglamento, directiva o estándar técnico— que indique que el nombre del juego, el código del mismo o su huella digital deban verse en la pantalla.
El nombre del juego tampoco es requerido en la etiqueta de la memoria de “solo lectura”, en la que solamente se exigen los cuatro últimos caracteres de la huella digital calculada con el algoritmo SHA-1, el código del juego, fecha de compilación, posición y fabricante.
Información necesaria
¿Y por qué no son requisitos exigibles? Por la sencilla razón de que no tendría sentido que lo fueran, sería un despropósito. Lo que interesa es el contenido de la memoria: que la huella digital que sale de ella coincida con la que está almacenada en la base de datos de la Dirección General de Juegos de Casinos y Máquinas Tragamonedas.
Si en la pantalla aparece la misma huella u otra o ninguna es absolutamente irrelevante por dos razones, y todos deberíamos tenerlo claro. La primera es porque no es un requisito, como ya expliqué; y la segunda es porque nosotros usamos un algoritmo y una semilla que puede ser distinta a la que usó el fabricante. Así de sencillo, claro y contundente, sin espacio a reclamo.
¿Y el nombre del juego? Tampoco tiene nada que ver. El mismo producto en un país se puede llamar de una manera y en otro de una forma diferente, simplemente porque las palabras no significan lo mismo y podrían tener connotaciones ofensivas, por poner un ejemplo.
Aspectos irrelevantes
Es más, podría ser que el juego se haya homologado con su nombre en español y que los gráficos muestren ese mismo idioma, pero en la auditoría está el nombre en inglés como patrón de control de la fábrica. ¿Qué de sustancial, útil o peligroso tiene esta diferencia? Nada, en realidad es irrelevante.
¿Y el código de identificación? Es igual al nombre, no tiene por qué ser el mismo. Muchas veces no tienen ni siquiera algo que ver, porque en la pantalla aparece el código del módulo base o el código interno de fábrica; mientras que en cada país se comercializa con códigos diferentes, tratando de restringir el mercado de segunda mano o creando versiones por motivos tributarios.
Operadores informados
¿De dónde viene esta confusión? No estoy muy seguro, pero asumo que es algo que se hizo costumbre de alguna ocurrencia en la que se hayan notado esos detalles; y se concluyó que es un incumplimiento, de una manera incorrecta.
¿Qué es lo correcto entonces? Basarse en la información que aparece en la etiqueta de la memoria, la que debe coincidir al pie de letra con lo que se homologó.


