A nivel global la industria de los juegos de suerte y azar es sumamente valorada e incluso protegida por la cantidad de dinero que aporta al PIB de los distintos países, sin embargo, Latinoamérica presenta una variación en cuanto a este modelo económico específicamente en temas regulatorios y tasas impositivas, pues mientras que la regulación del sector en los países europeos ha avanzado enormemente en los últimos años.
Los cambios en la región latinoamericana han ido produciéndose con mucha más lentitud independiente a la ocurrencia de que muchos países han logrado adaptar la legalidad a las nuevas formas de juego.
De tal manera que Latinoamérica permite ser un reflejo de cualquier situación que deseemos analizar, pues existen países con una regulación específica y clara para el sector, pero también países sin ningún tipo de legislación al respecto donde no se hace ningún esfuerzo por prepararse legalmente para un crecimiento, y finalmente también países en los que el juego en línea aún está prohibido, sin desear trascender en el entendimiento de que este último se encuentra en un boom mundial permitiendo generar una enorme cantidad de recursos para los distintos gobiernos.
Esto último lo único que ha logrado es que en gran parte de la región los casinos online se muevan en el plano del vacío legal.
Precisamente porque los jugadores comienzan a exigirle al mercado este tipo de plataformas de juego, con hechos simples tales como acceder sin ningún problema a las páginas de juego en Internet en otros países o que no estén autorizadas por medio de herramientas como el VPN, el cual cambia la dirección IP del sistema (sea un computador, smartphone o tableta) permitiéndole acceder a cualquier sitio al hacerse pasar como si estuviese en otro país.
Esto conlleva a que los países donde estas formas de juego continúan siendo ilegales, dejen de recibir los ingresar o beneficios que les corresponderían si tuvieran una legislación acorde, que proporcionaría además más garantías y seguridad a los apostantes o jugadores.
Un simple argumento para darle mayor validez a esta situación es que los jugadores de países como Colombia, Perú, México o Argentina se gastan alrededor de 15.000 millones de euros anuales en apuestas
Por otro lado, Colombia continúa siendo un ejemplo en marcos de regulación para estos países que comienzan un nuevo trayecto en la legalización del juego online, pues nuestro país es reconocido mundialmente por regular la actividad con idéntica precisión y seriedad para no quedarse atrás de los sistemas normativos y regulatorios de los países europeos.
Finalmente, esta es una industria que debe ser tenida en cuenta por cualquier gobierno de manera positiva, ya que tener una industria del juego bien regulada y legalizada es algo extremadamente beneficioso para cualquier país, pues no solo supone una fuente de ingresos importante y sumamente atractiva, sino que ayuda a dar garantías a los jugadores para evitar la proliferación de estafas, y mercados sumergidos de apuestas ilegales que en su mayoría nutren únicamente a las redes criminales e incluso narcotráfico de cada país.


