En los casinos modernos, el silencio se ha convertido en un lujo. Durante años, los operadores han invertido en luces, pantallas y jackpots, pero muy pocos han prestado atención a un factor igual de decisivo: el equilibrio sonoro.
Estudios en mercados regulados —desde Nevada hasta Macau— confirman que el confort acústico influye directamente en la duración de permanencia y en la satisfacción del jugador, dos variables que definen la rentabilidad.

A diferencia de un restaurante o un bar, un casino opera con un ruido de fondo constante: motores, timbres, jackpots, voces, música ambiente. Todo compite por atención. Cuando no hay control, ese ruido se convierte en fatiga auditiva, distracción y, finalmente, en una reducción del tiempo de juego. En Colombia, donde los pisos de máquinas combinan modelos de distintas generaciones y alturas de techo variables, el desafío acústico es aún mayor.
La solución, sin embargo, es simple: una guía interna de niveles de volumen.
Niveles recomendados de sonido

Especialistas en diseño acústico para entornos de juego recomiendan mantener el nivel ambiental entre 58 y 68 dB(A), equivalente a una conversación tranquila.
- Menos de 55 dB(A): el ambiente se siente “muerto”, con baja energía.
- Entre 60 y 65 dB(A): rango ideal para concentración, comodidad y permanencia prolongada.
- Por encima de 70 dB(A): aparece fatiga y el jugador reduce su estancia.
- Más de 80 dB(A): aumenta hasta en un 40 % el riesgo de quejas o retiro, según datos de la UK Gaming Commission.
En muchos controladores de volumen comerciales, un “nivel 18” suele corresponder a un rango óptimo de 63 a 65 dB(A) en un casino promedio de 300 m².
Nota técnica: el valor “nivel 18” es una referencia práctica y puede variar según el sistema de audio instalado, la altura del techo y el tipo de altavoces utilizados. Lo importante es mantener la medición estable dentro del rango de decibeles recomendado.

Guía práctica para casinos colombianos
- Medir al menos una vez por turno con un sonómetro básico o aplicación móvil.
- Definir zonas acústicas: entrada (60 dB), área de máquinas (63–65 dB), caja (55–58 dB).
- Usar parlantes direccionales, no sonido generalizado; así se evita saturación.
- Configurar tonos de jackpot en frecuencias entre 1.2 y 1.8 kHz para evitar solapamiento.
- Capacitar técnicos y encargados de piso para ajustar el sonido de forma dinámica en horas pico.
Implementar esta guía no es solo una cuestión técnica, es una estrategia de marca. Un casino que suena equilibrado transmite confianza, elegancia y control.

El silencio, bien diseñado, se convierte en una herramienta de posicionamiento.
Los operadores que aplican estas prácticas reportan mayor flujo, menos interrupciones y un incremento promedio del 7 % al 10 % en el tiempo de permanencia del jugador. En un mercado competitivo como el colombiano, eso no es un detalle: es una ventaja estratégica.

Porque la verdadera sofisticación no hace ruido: se percibe.
Y en cada espacio donde la experiencia suena perfecta, el resultado es una inversión segura, pensada para quienes entienden que la excelencia no grita, resuena.
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