Al pensar en los juegos de azar y los casinos, en general, es inevitable imaginarnos toda clase de cábalas, amuletos y mitos. “si apuesto mucho la maquina se llena y tiene que reventar”, “yo sé cómo ganarle a la tragamonedas” . “ el juego está en ciclo de pago”, son algunas de las expresiones más comunes, sin olvidarnos de la pata de conejo, el ekeko,el trébol o el aceite esencial traído desde lejanas tierras.
Todos ellos son los más habituales mitos referidos al jugador. ¿Pero son los únicos? Pienso que no; sostengo que hay mucha mitificación de la industria en torno al concepto mismo de ella y desde la manera de catalogarla.
Los juegos de azar son precisamente eso, juegos a través de los cuales se desarrolla una actividad lúdica que genera esparcimiento. El hecho de tener una apuesta de por medio no significa vicio, sino un componente lúdico adicional. En la vida diaria apostamos mucho, no necesariamente dinero, y sin darnos cuenta.
Los mayores mitos para la industria vienen de fuera de ella. Comúnmente, al catalogar a la industria de los casinos se cae en el simplismo de sindicarla como controversial, a pesar de ser la más regulada y controlada : oficiales de cumplimiento de IF , impuesto especial que es deducible de la renta( pero no es un adelanto de ella, como si sucede con la pesquería), etc. Estamos de acuerdo en que los capitales que se mueven en esta industria son importantes, pero también lo son en la minería, la pesquería, la aeronáutica y muchas otras industrias. Además, en algunas de estas últimas, hay un componente de impacto socio-ambiental y sostenibilidad responsable. Entonces, ¿Por qué satanizar al juego?
Luego de reflexionar mucho, creo que el origen de estos prejuicios está en la forma en la que se concibe y conceptualiza la actividad. Empecemos por la categorización como turístico. ¿Realmente creemos que el juego es una actividad de promoción o complemento del turismo? En efecto, es una oferta más que el turista se distraiga en su visita al país, de eso no puede dudarse. Pero que haya una estrecha relación entre ambos, un aporte tangible y sustancial que ligue a la industria de los juegos de azar con el turismo, es, cuando menos, cuestionable. Nuestros países, y no solo es el caso del Perú, tienen un patrimonio y una cultura riquísimos que son el eje del turismo, complementados una gastronomía de excepción y un abanico costumbrista inimaginable. Entonces, en todo ello, el juego como promotor turístico
Esta mala categorización, inofensiva a simple vista y casi un tecnicismo, ha generado a través de los años una enorme disminución de la capacidad de acción. Al ser considerada una actividad de interés turístico, ha sido sometida a la jurisdicción de la Dirección Nacional de Turismo, primero, y hoy al vice ministro de Turismo, donde las prioridades y capacidades son otras muy diferentes a las que se requieren para regular y potenciar la industria de los juegos de azar. Es totalmente entendible que en la lista de prioridades estén primero la marca Perú y sus embajadores, que un proyecto de reglamento del juego y hasta un Data Center.
Y este, a mi modo de ver, es el mayor mito existente en la industria del juego: su clasificación y dependencia del turismo, en el caso del Perú; o de la salud, como en Colombia. No entender que la industria del juego es una actividad económica, como lo son las industrias extractivas o de transformación, es un error. Pretender seguir encasillado al juego como dependiente de algo que no tiene una relación íntima con él, es otro error. Que el dinero del impuesto al juego sea usado en prevención de ludopatía o en investigación y tratamiento de enfermedades, no lo convierte en una actividad sanitaria. De igual forma, que algunos casinos se ubiquen en hoteles o que con el impuesto al juego se financien campañas de promoción turística, no lo convierte en una actividad turística. En esa línea de razonamiento, si permitimos casas de apuestas deportivas en los estadios, ¿ el juego será un deporte?
Para que la historia comience a cambiar y nos convirtamos realmente un país líder en la región en la regulación de los juegos de azar y las industrias del juego, hay que desterrar esos mitos. No todo el que apuesta es ludópata, como no todo el que bebe es alcohólico. Los casinos son centros de entretenimiento que disponen de la maquinaria mas avanzada en tecnología y medios de control y auditoria, y que ofrecen a quienes asisten la posibilidad de tener un momento de esparcimiento. No son antros ni centros de vicio, nos son lugares obscuros y desprotegidos, sino todo lo contrario.
Entonces, ¿Cómo debe catalogarse a la actividad? La respuesta es bastante obvia desde mi punto de vista: como una actividad económica regulada que responde a una superintendencia adscrita al Ministerio de Economía Y finanzas; con autonomía para emitir su propio marco regulatorio administrativo y técnico, que le permita controlar los diferentes medios de juego existentes (casinos,juegos online, loterías, bingos,etc.), los que operan con diferentes reglas de juego y muchas veces con solo una delgada y frágil línea que los divide entre si.
Muchos hemos oído en estos últimos años acerca de nuestro liderazgo en la región. No creo que exista tal con una reglamentación de hace diez años y con una libertad de acción totalmente restringida que no permite crecer en términos de estandarización técnica. Celebramos este diciembre el fin de un año más esperando una regulación para juegos basados en servidor, por ejemplo. ¿ cómo podemos entonces ser líderes si no nos mantenemos vigentes? Urge un cambio no solamente de mentalidad si no percepción de la realidad. Somos uno de los pocos países regulados donde existe un impuesto que se paga; pero no somos líderes en regulación, y este es el segundo mito que afrontamos.
Con conclusión puedo señalar que ambos mitos externos, uno de categorización y el otro de percepción, tienen el mismo origen y restringen la libertad de la actividad. En la medida que a la industria de los juegos de azar se le siga tratando de crear una dependencia de otra actividad económica, las posibilidades de crecimiento en el control y reglamentación se seguirán limitando a lo que estamos viviendo.
José Miguel Chueca
Consultor internacional, especializado en sistemas Online.
Director de JMC GamingConsultants
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