El mundo del tenis está convulsionado ante el reciente descubrimiento por parte de la Agencia Internacional para la Integridad del Tenis (ITIA) que puso luz “una de las mayores tramas que se han visto” de arreglos de partidos en el deporte y que derivó en la inhabilitación de seis tenistas españoles y una jugadora de Kirguistán.
La lista de jugadores españoles “expulsados del deporte” la integran: Marc Fornell (quien aparece en la foto), Jorge Marsé, quien era el 562° del ranking ATP, y los no clasificados Carlos Ortega, Jaime Ortega, Marcos Torralbo y Pedro Bernabé Franco. Por último, se incluye a la jugadora kirguís de 32 años, Ksenia Palkina.
Durante el juicio celebrado este último miércoles en la Audiencia Nacional los implicados ya habían reconocido los hechos. “Los seis jugadores fueron condenados en España como parte de un caso más amplio relacionado con la delincuencia organizada, que continúa”, indicó la ITIA.

Juicio de tenistas involucrados en el amaño de partidos
El mayor castigo recayó sobre Marc Fornell, quien ocupaba el puesto 236 de la clasificación ATP y fue inhabilitado para el tenis durante 22 años y seis meses, además de que se le ha impuesto una multa de USD250.000, con USD200.000 de suspensión.
Por su parte, Marsé no podrá jugar al tenis durante 15 años y se le impondrá una multa de USD15.000, con una suspensión de USD5.000. La misma cantidad de años le cayeron a Carlos Ortega, Bernabé Franco y Tarralbo, aunque con diferentes multas económicas. A su vez, Jaime Ortega fue sancionado con 7 años y seis meses de suspensión del tenis, más la multa de USD100.000, con USD90.000 de suspensión.
Todos los jugadores se declararon culpables de cargos de corrupción en España, lo que dio lugar a condenas penales. Todos ellos fueron condenados a dos años de prisión en suspenso.
Las sanciones implican la prohibición de jugar o asistir a cualquier torneo de tenis autorizado o sancionado por cualquier organismo rector del tenis internacional o federación nacional. Tampoco podrán entrenar en el deporte profesional.

Por su parte, Jonny Gray, director general de la ITIA, indicó que se trataba de “una de las infiltraciones más importantes que hemos visto en el tenis por parte de la delincuencia organizada”.
Las sentencias marcan el final de un proceso de cinco años en el que han colaborado la ITIA, las fuerzas del orden españolas y la industria de las apuestas, a través de la Asociación Internacional de Integridad de las Apuestas (IBIA).
Así operaban:

Esta organización delictiva dedicada a amañar partidos de las categorías ITF Futures y Challenger con sobornos a jugadores, para posteriormente coordinar la realización masiva y simultánea de apuestas deportivas al evento que previamente se pactaba con el tenista corrupto.
La razón por la que esta red delictiva se fijaba en tenistas profesionales, pero alejados de los primeros puestos de las listas, es casi evidente: las grandísimas estrellas del tenis son insobornables, jamás podrían tentarles con cantidades económicas porque ellos ya ganan cifras astronómicas legalmente.
Sin embargo, con jugadores modestos como protagonistas las apuestas levantan menos sospecha, sobre todo tenistas ya resignados a disputar únicamente competiciones menores y a ganarlas si quieren lograr ingresos. Algunos de estos sí se ven atraídos por estos ingresos extra y acaban formando parte del negocio
Estos deportistas podían llegar a ganar hasta mil euros por vencer en un solo juego o seis mil por un partido, dependiendo de la modalidad de la apuesta.
Para conseguir sus objetivos, la organización criminal usurpó miles de identidades de ciudadanos, con las que realizaban las apuestas, vinculando las mismas a cuentas de apostantes y monederos electrónicos, donde revertían las ganancias obtenidas con el fin de enmascarar su verdadera identidad y no tributar a la Hacienda Española por el dinero obtenido fraudulentamente.
Un grupo de armenios se valían del tenista profesional Fornell, que era el nexo entre ellos y el resto de los miembros de la red.
Una vez logrado el soborno, los delincuentes se desplazaban a los lugares donde se disputaban los partidos con la finalidad de asegurarse de que el tenista cumplía con lo previamente pactado aprovechándose de su imponente corpulencia. Asimismo, daban la orden de que se efectuasen las apuestas deportivas en diversos puntos de ámbito nacional e internacional.
La Guardia Civil ha comprobado que la organización venía operando al menos desde febrero de 2017, estimando que han podido generar unas ganancias millonarias.
Aún se continua esclareciendo el impacto a nivel mundial en las distintas casas de apuestas deportivas de esta red criminal, pues con estos arreglos de partidos se estima que en Colombia también hubo un impacto en algunas de las apuestas realizadas en estos torneos.

























