Como parte de su plan para diversificar su economía del petróleo, el Gobierno saudita ha dicho que invertirá 38 mil millones de dólares en videojuegos para el 2030 a través de su Fondo de Inversión Pública o PIF, un fondo patrimonial que gestiona 700 mil millones de dólares.

El esfuerzo tuvo su escaparate en Riad, la capital saudita, durante la ceremonia de apertura, pero la influencia del país en los videojuegos ahora se extiende mucho más allá de sus fronteras. En lo que ha sido un año financieramente difícil para la industria, que ha visto despidos masivos, muchas de las compañías de videojuegos más grandes del mundo e influencers se han asociado calladamente con los sauditas ricos en petróleo.

Una empresa financiada por el PIF llamada Savvy Games Group ahora posee el 40 por ciento de la participación total del mercado de deportes electrónicos.
El PIF ha gastado aproximadamente 6 mil millones de dólares en la compra de empresas de juegos y 14 mil millones de dólares en inversiones en acciones.
“Han utilizado recursos ilimitados para hacer que suceda lo que quieren”
Los detractores dicen que las inversiones son un intento de pulir la reputación del País y sus abusos contra los derechos humanos con entretenimiento y turismo, como se le ha acusado de hacer con sus ligas profesionales de golf y futbol. Algunos jugadores de videojuegos han prometido boicotear sus eventos.
Pero a medida que el dinero saudita se vuelve omnipresente en el mundo de los deportes electrónicos, evitarlo se ha vuelto cada vez más difícil.

Hemos llegado al punto en el que si dices: ‘No voy a trabajar para una empresa de propiedad saudita’ o ‘No voy a ir a Arabia Saudita’, tu trayectoria en los deportes electrónicos probablemente sería muy corta”, dijo Parker Mackay, un locutor de deportes electrónicos que renunció a su puesto en un panel de premios en junio después de que se asoció con una organización financiada por Arabia Saudita.

El reino saudita también está construyendo una ciudad de juegos con su propio distrito de deportes electrónicos a unos 50 kilómetros al oeste de Riad llamado Qiddiya. Sus empresas se han asociado con gigantes como Sony y Activision Blizzard, propiedad de Microsoft, y empresas de medios como Rolling Stone y CNN.

“Hace tres años, yo también habría tenido mis propios prejuicios pensando en lo que Arabia Saudita es y lo que no es, cada uno debe juzgarlo por su cuenta, y yo simplemente invito a la gente a que venga a verlo” dijo Ralf Reichert, director ejecutivo de la Esports World Cup Foundation.
Arabia Saudita ha invertido riqueza en deportes y entretenimiento a un ritmo asombroso. En particular, el Príncipe heredero Mohammed bin Salman, de 38 años, es un ávido jugador de videojuegos.

La cartera de acciones del PIF incluye una inversión de 3.4 mil millones de dólares en Electronic Arts, 1.7 mil millones de dólares en Take-Two Interactive y 5.2 mil millones de dólares en Nintendo. Su participación del 8.3 por ciento en Nintendo lo convierte en el mayor inversionista externo de la empresa japonesa. El fondo también tenía una inversión de 3.3 mil millones de dólares en Activision Blizzard antes de que Microsoft lo adquiriera.
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En el 2021, el PIF creó Savvy Games Group para encabezar su inversión planeada de 38 mil millones de dólares en la industria. El fondo reclutó a Brian Ward, ex director de Electronic Arts y vicepresidente de Activision Blizzard, para que fuera el director ejecutivo de la empresa.
Como parte del plan de los sauditas para crear 250 empresas de videojuegos y 39 mil nuevos puestos de trabajo en suelo saudita, Savvy Games Group y otras empresas financiadas por el PIF han reclutado a los mejores talentos desarrolladores de juegos de Estados Unidos y Asia.

Algunos equipos de deportes electrónicos están tratando de hacer una declaración social sin dejar de aceptar dinero saudita. Team Liquid, un equipo de deportes electrónicos conocido por promover la inclusión en el deporte, usó camisetas con un logo del Orgullo Gay al competir.


