En un fallo que sacudió al sistema judicial mexicano esta semana, Baltasar “El Mataperros”, alto miembro del temido cártel Los Zetas, fue condenado a 135 años de prisión por orquestar el devastador ataque incendiario de 2011 contra el Casino Royale en Monterrey.
En agosto de 2011, un grupo de sicarios del cártel irrumpió en el popular casino, bloqueó todas las salidas, roció gasolina y prendió fuego al edificio — provocando la muerte de 52 personas inocentes, la mayoría atrapadas dentro. Fue uno de los asesinatos masivos más atroces en la historia reciente de México.

Los sobrevivientes recuerdan escenas infernales mientras las llamas consumían el edificio en cuestión de minutos. Muchas víctimas murieron por asfixia antes de que los servicios de emergencia lograran ingresar. ¿El motivo? Una presunta negativa a pagar el “derecho de piso” exigido por el cártel.
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“El Mataperros” no era un sicario cualquiera: era el presunto cerebro detrás del ataque. Tras años prófugo, su captura dio paso a una condena histórica. Fue hallado culpable de crimen organizado, homicidio agravado, incendio intencional y terrorismo, además de recibir una multa de 1.26 millones de pesos mexicanos.
Capturan al autor del ataque al Casino Royal
Otros cinco miembros del cártel también fueron condenados, pero la sentencia de “El Mataperros” marca un precedente: un mensaje claro de que México empieza a tomarse en serio la rendición de cuentas de los grupos criminales.
INFORME ESPECIAL – ATENTADO EN CASINO ROYALE – MEXICO
Para muchos en América del Norte, esto no es solo una tragedia mexicana: es un llamado de atención sobre hasta dónde puede llegar la violencia del narco, y cuánto puede tardar la justicia. La masacre del Casino Royale provocó reformas en las leyes de seguridad pública, regulaciones de casinos y políticas de seguridad nacional.
Casi 14 años después, el monstruo está finalmente tras las rejas.


