La Autoridad del Juego de Países Bajos (Kansspelautoriteit, KSA) lanzó un mensaje claro en la previa del Gran Premio de Holanda: ningún patrocinio de apuestas será tolerado en el circuito, autos o uniformes de pilotos.

La norma es tajante. Operadores sin licencia holandesa no podrán publicitarse, incluso si cuentan con permisos en otros países europeos. La prohibición se extiende tanto a la pista como a campañas digitales y activaciones online vinculadas al evento.

El golpe más duro lo recibe el equipo suizo Sauber, que compite bajo la marca Stake F1 Team, obligada a presentarse otra vez como Kick Sauber. No es la primera vez: en 2024 ya habían tenido que retirar los logos de Stake en Zandvoort tras la intervención de la KSA.
Otros grandes también sufren. Red Bull tuvo que esconder su alianza con PokerStars, McLaren la suya con Allwyn, y Williams sus patrocinios con Betway y Jackpot City. En este Gran Premio, todos esos logos quedaron fuera de la pista.
La razón es directa: proteger al consumidor. Los reguladores holandeses argumentan que exhibir marcas de apuestas en un evento tan masivo normaliza el juego, especialmente entre los más jóvenes.

Para la Fórmula 1, el caso Zandvoort vuelve a dejar en evidencia la tensión entre patrocinios globales y regulaciones nacionales. Las escuderías que dependen de este dinero deberán acostumbrarse a un calendario fragmentado, con reglas que cambian de país en país. En Holanda, al menos, el veredicto es claro: la carrera puede correr, pero los logos de apuestas se quedan en el garaje.


