Para los investigadores que estudian temas relacionados con la psicología del comportamiento y la adicción, los datos que provienen de los juegos de azar en línea son una verdadera mina de oro de inteligencia procesable. En los días previos a la modernización de la industria del juego, cualquier análisis de patrones de comportamiento se basaba en cosas como el seguimiento manual de datos de operadores en persona o encuestas potencialmente poco confiables de los propios clientes. La falta de datos granulares confiables dificultó dibujar una imagen detallada de las conexiones entre el comportamiento de un jugador y su exposición general al riesgo.
Es demasiado fácil para el póquer cruzar la línea de un pasatiempo (o trabajo) a una preocupación peligrosa. Y ciertamente no es único como una amenaza en este sentido. Los videojuegos, las redes sociales, el drama televisivo, los trabajos seculares: todas estas cosas tienen el potencial de ocupar demasiado de nuestro cerebro durante períodos en los que deberíamos ocuparnos de otras responsabilidades. Los investigadores del comportamiento ya tienen un término para este tipo de preocupación inconsciente: el efecto Tetris.
A medida que los primeros videojuegos como Tetris comenzaron a formar parte de la cultura pop a fines del siglo XX, algunos jugadores comenzaron a experimentar los sonidos y las imágenes del juego en sus pensamientos y sueños subconscientes. Para una cohorte de jugadores de Tetris, el juego se convirtió en una preocupación. Incluso cuando no lo estaban jugando con sus manos, lo estaban jugando en sus cabezas.
El punto en el que esta preocupación se vuelve peligrosa en un juego como el Tetris o el póquer es difícil de definir y es indeterminable usando los marcadores de daño basados en el tiempo establecidos en el juego.
También es difícil de detectar en el póquer en particular, porque el elemento de habilidad y las otras cualidades fundamentales del juego tienden a excusar parte del compromiso de tiempo como la mera búsqueda de la perfección.
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