Algunos sectores del país, por diversas y ocultas razones, se han empeñado en satanizar a la creciente y pujante industria del juego de suerte y azar, buscando con ello frenar su desarrollo, impedir su bancarización y someterla a los vaivenes políticos y a los intereses torvos de funcionarios corruptos.
Olvidan deliberadamente, que se trata de un mercado que en estos momentos le aporta a la nación como mínimo el 1.5 por ciento del producto Interno Bruto, con ventas que de junio de 2.017 a septiembre del presente año, superaron la nada despreciable cifra de un billón doscientos mil millones de pesos, generando más de trescientos mil empleos directos y permanentes.
Mientras las utilidades de sectores pomposos y arrogantes como el bancario, van directamente a los bolsillos de sus socios, las que generan los juegos de suerte y azar se destinan directamente para la financiación de la salud de los sectores más desprotegidos de nuestra población, fortaleciendo los hospitales y evitando que se sigan presentando los denominados paseos de la muerte
La industria del entretenimiento necesita el reconocimiento claro del gobierno nacional y de la propia sociedad, para seguir posesionándose como alternativa económica y social, para lo cual está incluyendo en sus establecimientos servicios adicionales, como bares y restaurantes, procurando siempre el bienestar de sus clientes. Incluso, algunas empresas que hace apenas unos cuantos años eran exclusivamente de apuestas permanentes, han evolucionado y hoy son redes transaccionales de servicios (giros, venta de loterías, recargas, seguros y toda una gama de pagos de servicios), cubriendo toda la inmensa geografía nacional.
Los recaudos del sector para la salud, podrían mejorar ostensiblemente, si el gobierno desiste de cobrar un IVA abiertamente ilegal, flexibiliza la normatividad vigente y, combate de manera más eficaz la ilegalidad. Es cuestión de sentido común y amor de patria. EL DIÀLOGO, EJERCICIO FUNDAMENTAL


