Hoy en un casino podemos ver la coexistencia de máquinas de rieles físicos con los últimos productos de las series sensoriales de los diferentes fabricantes.
Con el avance de internet y la mayor penetración de la banda ancha en las ciudades, llega el avance del juego online. Y con ello llega una preocupación para los operadores y proveedores (entiéndase fabricantes de máquinas tragamonedas) de casinos físicos. Y es que el paradigma aún no está claro; ¿compite el juego online con el físico? ¿Son dos tipos de clientes o uno sólo que comparte sus preferencias entre ambas alternativas de casinos?
Aunque aún no se tenga una respuesta exacta, si es cierto que esto ha impulsado a los fabricantes de máquinas tragamonedas a incorporar todas las mejoras tecnológicas que sean posibles en sus productos físicos, como un medio de proveer una experiencia de juego, y por ende de diversión, más rica y acorde a los usos de los nuevos jugadores. Y esto no es casualidad, en un casino hay diferentes tipos de visitantes con diferentes expectativas a los que debemos proporcionarles aquello que están buscando.
En la reciente Global Gaming Expo de Las Vegas, vimos como las diferentes marcas hacen esfuerzos supremos por mantenerse en el estado del arte. Ya no es solamente un tema de matemáticas (que finalmente serán las que digan si un producto tiene éxito o no), sino de la experiencia multimedia que se genera al usar un producto. Para la nueva generación no es lo mismo ver girar los rodillos que mirarlos en 3D. Tampoco es igual sentarse un una silla tradicional (cómoda, por cierto), que en una silla con parlantes embebidos (y de qué marcas… Bosé, Harman/Kardon, etc) y que se mueve y vibra de acuerdo al resultado del juego.
Estamos entrando en un momento del desarrollo de la industria donde el “entorno multimedia” en el cual se desarrollan los juegos es un factor muy importante. La experiencia de juego hoy es otra, se acerca más a una interacción íntima con la máquina que a una ejecución de un juego, como lo teníamos conceptuado.
Durante el desarrollo de la feria escuché decir a un reconocido diseñador de juegos de una de las top 5 del mundo decir que en su visión nos acercábamos más hacia una industria de máquinas tragamonedas que debe incorporar paulatinamente la “realidad virtual” en sus productos, antes que seguir haciendo juegos como los venimos conociendo. Por otro lado escuchaba al Director del Área de Juegos Online de la misma empresa sosteniendo que posiblemente el casino online sea un medio de captar más jugadores para los casinos físicos, ya que a través de ellos se puede presentar parte de la experiencia de juego que se complementa con los servicios y variantes que en el mundo físico se puede ofrecer. Incluso hubo quien dijo que en estaba en discusión, en la misma empresa, la fabricación de una consola (estilo Play Station o Wii) donde se pudieran cargar, vía internet, los juegos proveídos por ellos, incorporando además la posibilidad del uso de ciertos “gadgets” para el desarrollo de juegos en particular.
Sea como fuere que resulte el futuro, cada vez más cercano, ha quedado claro por lo visto en este Global Gaming Expo que la industria cambiará inexorablemente. No hay posibilidad de que esto no ocurra. ¿Pero qué implica ese cambio? ¿Es solamente una mejora tecnológica?
Definitivamente se trata de más de una mejora; es un nuevo concepto, una nueva forma de entender el negocio. Los community games que he visto y que con mucho éxito vienen funcionando en Las Vegas, no es un concepto nuevo, pero si es un concepto totalmente renovado en base a la experiencia sensorial que podemos tener al jugarlo en equipos (ya no puedo decir máquinas tragamonedas) de alta sofisticación. ¿Podemos aspirar a estos equipos en países como los nuestros, donde la atomización de los ingresos y la saturación del mercado nos han generado medias –net win- medianas en comparación a otros países?
La barrera natural para esto son los precios. Nadie puede comprar aquello que no puede pagar, por mucho que lo anhele. Pero entonces aparece la opción de la participación. En este caso dependerá de los resultados directos e indirectos, es decir, cuánto se genera me corresponde como operador por el resultado obtenido en la máquina y cuanto juego adicional me generó la presencia de esa máquina en el piso. Si los resultados finales me arrojan una cantidad igual o menor a la que se obtiene con una máquina tragamonedas propia, no tiene mucho sentido hacer la participación. Pero si me otorga un beneficio adicional, entonces tiene toda la lógica del mundo, aunque como operador no me guste la participación.
Pero si además de la participación hay que pagar una renta diaria, ¿es conveniente? Desde mi punto de vista no, a menos que los ingresos obtenidos en la máquina fueran muy altos. Y creo que es acá donde algunos de los fabricantes se equivocan al no entender que en Latino América el operador no está dispuesto a alquilar el m2 de espacio a una marca ni a convertir a un proveedor (fabricante) en socio.
Como conclusión, soy un convencido que esta nueva tecnología nos va a alcanzar y que ello significa la posibilidad de la convivencia de los casinos físicos y virtuales. Creo también que el mundo virtual ofrece alternativas infinitas y que es un medio para desarrollar un nuevo negocio como también lo es para potenciar el nuestro.
¿Cuál es el futuro entonces? Difícil definirlo exactamente, pero sin lugar a dudas es prometedor y muy entretenido.
José Miguel Chueca
Consultor internacional, especializado en sistemas Online.
Director de JMC GamingConsultants
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