Algunos expertos en temas de crecimiento personal señalan que la verdadera prosperidad está cuando uno está bien consigo mismo. Esa prosperidad es también la libertad de hacer lo que cada persona quiere y cuando lo quiere. No es una suma de dinero. Es un estado de ánimo. La prosperidad es una expresión externa de las ideas que habitan en tu mente. Así que en esta ocasión te invito a que comiences a trabajar en tu vida, pensamientos de merecimiento. Si no aceptas la idea de que ‘merecemos’ prosperar entonces, aun cuando los dones nos lluevan, encontraremos la manera de rechazarlos. Hay personas que inconscientemente se auto-sabotean.
Es momento de reflexionar. De observarte y mirar cómo es que tú te relacionas contigo mismo. Aquello en lo que te concentres es lo que aumenta, de modo que no se concentre en la cuentas que tiene que pagar. Si se concentra en la estrechez y en las deudas, generará más estrechez y más deudas.
En el universo hay una provisión inagotable, empiece a darse cuenta de eso. Tómese su tiempo para contar las estrellas en una noche despejada, o los granos de arena que caben en un puñado, las hojas que hay en una rama de árbol, las gotas de la lluvia que resbalan por el cristal de la ventana o las semillas de un tomate. Cada semilla es capaz de producir una planta, y dar fruto a una infinidad de tomates. Recuerda que lo único que nos limita es nuestra propia creencia (palabras o frases que quedaron grabadas en tu subconsciente y que se manifiestan en tu vida adulta. Por ejemplo en relación con el dinero, el amor, el trabajo en fin…) en las carencias y limitaciones.
¿Qué creencias te están limitando en tu vida?
Mi crecimiento interior me ha demostrado que todo en la vida es posible. Y que si te dicen no, no, no, llegará un sí contundente en tu vida. A veces es natural no tener claro lo que se quiere, pues esto te dará la fuerza para encontrarte con lo que sí quieres. Sé persistente a pesar de la tormenta.
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