El motor eléctrico más pequeño del mundo, mucho más pequeño que el grosor de un cabello humano fue desarrollado por científicos de Tufts University: un motor eléctrico de una sola molécula.
El equipo reportó un motor que mide (1) un nanómetro, mientras el cabello humano tiene un grosor de 60.000 nanómetros y el motor más pequeño que tenía el récord medía 200 nanómetros.
“Ha habido un progreso significativo en la construcción de motores moleculares accionados con luz y mediante reacciones químicas, pero esta es la primera vez que un motor eléctrico molecular ha sido demostrado, pese a algunas propuestas teóricas”, dijo.
“Hemos sido capaces de demostrar que usted le puede suministrar electricidad a una sola molécula para que haga algo que no es simplemente azar”.
Sykes y sus colegas Heather L. Tierney, Colin J. Murphy, April D. Jewell, Ashleigh E. Baber, Erin V. Iski, Harout Y. Khodaverdian, Allister F. McGuire, Nikolai Klebanov y E. Charles H. Sykes , controlaron el motor molecular con electricidad usando un microscopio de túnel de baja temperatura, uno de los 100 que hay en Estados Unidos y que usa electrones en vez de luz para ‘ver’ las moléculas.
El equipo usó una punta de metal del microscopio para proveer una carga eléctrica a una molécula de sulfuro de butil-metil colocada en una superficie conductiva de cobre.
Esa molécula tenía átomos de carbono e hidrógeno irradiando para formar algo que parecía dos brazos, con cuatro carbonos en un lado y uno en el otro. Estas cadenas de carbono eran libres de rotar alrededor de la unión del sulfuro y cobre.
El grupo determinó que controlando la temperatura de la molécula podían impactar directamente su rotación. Unos 5° Kelvin probaron ser ideales para rastrear el movimiento molecular. A esa temperatura, los científicos pudieron seguir todas las rotaciones del motor y analizar los datos.
Aunque podría haber aplicaciones prácticas para este motor eléctrico, un gran salto tecnológico sería lograrlo a las temperaturas a las que operan los motores moleculares: el motor gira mucho más rápido a temperaturas altas, haciendo difícil medir y controlar la rotación.

























