El gobierno de Horacio Rodiguez Larreta (quien sale en la foto), ha legalizado las casas de juego en línea la semana pasada, lo que le da la oportunidad exactamente en la ciudad de Buenos Aires, Argentina, de que los locales puedan gozar de apostar sobre eventos reales como espectáculos deportivos por internet, o apuestas en partidos de futbol.
Esto último entendiendo el fanatismo que existe por este deporte en el país, incluso recientemente el mundo conoció los estragos que pueden hacer los fanáticos del futbol argentino sin medir consecuencias, todo por la pasión y el amor a su club.
La ley que obtuvo 34 votos a favor del oficialismo y 22 en contra, espera permitirle al gobierno actual recaudar una suma estimada de $13,5 millones de dólares por año. Sin embargo, las oposiciones por esta nueva modalidad de juego se hicieron sentir de inmediato, y el mayor opositor a esta fue la iglesia católica, quien mediante un documento expedido por la CEA (Comisión Episcopal Argentina) lanzó duras críticas al gobierno por su decisión.
Pues reparan que en el país se vive una crisis económica muy densa, y que esto daría pie a dos situaciones alarmantes, la primera de ellas es que "cada casa puede convertirse en un casino" con lo que se llegaría a la segunda situación, pues el juego afectaría a las familias más vulnerables que, frente a la crisis económica, pueden pensar en "soluciones mágicas" para resolver su situación.
"No creemos que se justifique esta decisión argumentando que este negocio se da en la clandestinidad. Se antepone un objetivo meramente recaudatorio y legalizan el negocio de unos pocos sin considerar los daños que deja", aseguró la CEA.
Entre sus prohibiciones, la ley constituye que “los deportistas, entrenadores u otros participantes directos en el acontecimiento o actividad deportiva sobre la que se realiza la apuesta y los directivos de las entidades deportivas participantes u organizadoras respecto del acontecimiento” no pueden verse involucrados en apuestas donde están reflejados sus intereses económicos, es decir, deportistas, entrenadores y/o Altos directivos de clubes no pueden apostar en partidos en los que el club al que pertenecen este participando.
Con esto, Buenos Aires busca evitar el amaño de partidos que como se ha visto recientemente es un hecho de talla mundial y no disipa de ninguna liga o club o jugador.


