Los seres humanos nos encontramos en la búsqueda constante del éxito como un incentivo a nuestro esfuerzo y dedicación, ya que este es sinónimo de alcanzar metas y propósitos en nuestra vida, sin embargo, para lograr este nivel gratificante y sentirse exitoso por realizar una cantidad de labores, se requieren una serie de hábitos, capacidades y cualidades que normalmente son necesarias para lograr cierto éxito como la responsabilidad, la paciencia y, sobre todo, la disciplina.
La disciplina es un hábito que cada persona genera con base a su compromiso y autocontrol sumando también el comportamiento y personalidad que tenga cada uno, ya que como individuos planificamos, definimos nuestros objetivos y metas y así mismo diseñamos el paso a paso para poder lograrlos.
“Cuando conducía un taxi en Nueva York, una noche de 1972, recogí a un par de personas que iban al Madison Square Garden a ver a Elvis Presley ; pensaron que estaba loco porque les dije: ‘Un día de estos, la gente va a venir aquí a verme a mí y a mi banda” Gene Simmons, concierto despedida Kiss
Precisamente, el hábito de la disciplina es el que permite seguir enfocados y no llegar a desviarse del camino, caer en distracciones, ni mucho menos, dejarse llevar por tentaciones que afecten los objetivos que se plantea cada uno, de allí su gran importancia para desarrollar proyectos personales y profesionales.
Establecer un compromiso con uno mismo, es parte de la disciplina, es realmente comprometernos y tener una visión clara y a futuro, de lo que queremos para nosotros, y es tanto el deseo que nada te parará para que lo logres.
El orden, también es parte primordial de la disciplina, ser ordenado y comprometido es básico para no fracasar.
Exigirte más de la cuenta, dar ese extra, debe de ser necesario al momento de practicar la disciplina. ¿Por qué?, porque al momento que establecemos un compromiso con nosotros mismos, debemos saber que somos capaces de eso y más, una persona en busca de la excelencia, no le gusta estar en su zona de confort.
Ser disciplinado debe de ser un hábito, algo que debes de cultivar día a día. Aunque a veces no quieras o sientas que no puedes, DEBES DE, eso es parte de la disciplina.
Muchas veces sentirás que ya no quieres seguir, que ya no puedes. Querrás renunciar a tus objetivos y dar por perdida la batalla. Ahí es cuando la disciplina debe de entrar, cuando ya no quieras, te debes de forzar a hacerlo, porque sabes que la recompensa es grande y que todo es por tu bien.
La disciplina, es parte primordial para tener éxito, y no, no es difícil de adquirir, solo debes de estar dispuesto a comprometerte contigo mismo, tan en serio, y con tus objetivos, que seguirás adelante, no importa si el panorama, en alguna o varias ocasiones, no sea el más alentador.
Trabaja e implementa la disciplina
Lograr ser una persona disciplinada no es tarea fácil ni se adapta de la noche a la mañana, en el camino se pueden presentar algunos obstáculos y contratiempos como las excusas, la pereza, el miedo y otros impedimentos diarios, sin embargo, aprender a implementar la disciplina en nuestra vida traerá consigo beneficios y buenos resultados en todos los ámbitos importantes de la persona, por eso, es fundamental conocer algunos consejos y recomendaciones para desarrollar este tipo de hábitos.
1. Ten claro por qué y elabora un plan
Elaborar un plan detallado te ayudará a encontrarle sentido al objetivo que se planteó, de igual forma ayuda a motivarte y completar el proceso. Es importante establecer un plan paso a paso para estar cada vez más cerca de tu objetivo. Recuerda que la disciplina necesita ser ejercitada para fortalecerse.
2. Constancia
Para desarrollar un hábito se necesita tiempo, puedes empezar por pequeñas acciones de tu rutina diaria, así tendrás seguridad y mayor motivación. Recuerda que estás cultivando un hábito que marcará tu vida, dale tiempo juicio y constancia.
3. Mantente positivo
Si logras encontrar el lado positivo ante las diferentes circunstancias que se pueden presentar, desarrollarás más rápido el hábito de la disciplina. Reconoce cuáles son las cosas en las que debes trabajar; de esta forma, estarás cada vez más cerca de alcanzar tu meta.
4. Valora tu progreso
Aprovecha y disfruta cada paso del proceso, no olvides que tienes un plan elaborado. Repasa tus metas y tareas, regálate recompensas, divide tus objetivos cortos y no lo veas como un desperdicio de tiempo, sino como parte de tu progreso.


