Como si se tratara de un banco, la tendencia es que los casinos presten dinero a un año y sin intereses.
Los casinos decidieron apropiarse del negocio que antes tenían las prenderías o casas de empeño que financiaban a los jugadores.
Mediante un sencillo procedimiento, un jugador puede obtener hasta 1 millón de dólares en fichas, dependiendo de su capacidad de endeudamiento y de la reputación que tenga en otros casinos. Así las cosas, el prestamista adjudica el crédito inmediato después de hacer algunas comprobaciones en una base de datos que funciona a nivel mundial, de tal forma que –por ejemplo— un jugador que pida financiación en Monte Carlo (Mónaco) podría tener el aval de buen o mal pagador desde Las Vegas (EE. UU.), gracias a una base de datos que en tiempo real revela la historia crediticia de la persona.
Como es de suponer, la línea de negocios de préstamos está pensada para aquellos apostadores de ‘peso pesado’, que viajan a diferentes casinos del mundo y quienes aprovechan las facilidades que muchos establecimientos les brindan a sus mejores clientes. Algunos jugadores como estrellas de fútbol, pues muchos de ellos cuentan con un representante que les organiza sus viajes de ‘negocios’: por ejemplo, un hotel de Las Vegas lo puede invitar y pagarle la estadía y el tiquete de avión en clase ejecutiva, incluyendo los pasajes para los miembros de su familia.
Hay otro casino en Venecia (Italia) que ofrece una suite en el hotel y paga tiquetes en primera clase para los apostadores conocidos. El diario habla de ofertas en Punta del Este (Uruguay) que ofrecen avión privado y tratamientos de spa para los acompañantes. Así, una vez el jugador decide a dónde y con quién va a viajar, el representante se encarga de arreglar los detalles, entre los cuales está incluido también el pasaje aéreo para sí mismo, además de estadía y todos los gastos pagados, pues se supone que él (o ella) acompaña al apostador en todo momento.
La nota dice que muchos de estos representantes son antiguos repartidores de cartas en casinos (croupiers) que ganan más si el jugador pierde, pues si el apostador gana, le da una propina de 100 dólares, mientras que si pierde, el representante se queda con entre el 5 y el 10 por ciento del total de dinero que su ‘apoderado’ dejó en el casino.
Si el jugador apuesta 100.000 dólares y los pierde, el representante se gana entre 5.000 y 10.000 dólares, adicional a todos los gastos pagados en un hotel de lujo. Y en caso de que el casino no les preste dinero a los apostadores por encontrar que tienen deudas impagas en otros establecimientos, el representante puede asumir ese rol, solo que en este caso sí cobra una comisión, que puede llegar al 10 por ciento mensual.
Tal como sucede en el mundo comercial y financiero, entre los casinos existe una central de crédito (parecida a las centrales de riesgo en Colombia, como Datacrédito), que cada mes consolida los datos que requiera cada casino desde su base en Colorado, Estados Unidos, con la cual se avala la capacidad de apuesta y endeudamiento de una persona.
Algunos casinos tienen la modalidad de prestar el doble de lo que el jugador compra en fichas o, para los apostadores con mejor reputación, les puede otorgar el crédito sin necesidad de que la persona tenga dinero.
En caso de que el deudor no pueda pagar, se le otorga un plan de pago o se le refinancia la deuda y, en casos extremos, se reporta como deudor moroso en las centrales de riesgo de los casinos del mundo pues al final de cuentas no se le entrega dinero, sino fichas.
Algunos gerentes de casino exigen cheques personales o algún tipo de prenda antes de otorgar un préstamo.
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