En efecto para poder trabajar como tales dentro del casino, la propiedad establece que estas camareras no pueden superar más del 7 % de su peso corporal después de ser contratadas. Más de 20 empleadas demandaron al casino, considerando que se había creado también una cultura de acoso con su código de vestimenta para las camareras.
Desde cuando el Borgata se abrió en el 2003, las “Borgata Babes” lucen un atuendo negro muy sensual, que consiste en un bustier, minifalda y zapatos de taco alto, que pone en evidencia las curvas del cuerpo.
La decisión del juez se basa en que las mujeres conocían desde el momento de la firma de su contrato laboral que su trabajo consistía en servir cócteles y entretener a los clientes. Asimismo habían firmado su consentimiento en relación a la política de peso corporal instaurada por el casino, que el juez describe como legítima y racional.
De acuerdo a lo publicado por The Press of Atlantic City, "el programa Borgata Babe tiene un nivel suficiente de atracción y adornos para hacer a sus participantes similares a 'objetos sexuales' de acuerdo a los standards del Borgata. Sin embargo, para que el individuo identificado como Babe se convierta en un objeto sexual requiere de la participación de esa persona ... "dijo el juez.
El casino describe a estas trabajadoras en parte como "modelos, en parte como servidoras de bebidas, en parte como encantadoras anfitrionas", de acuerdo a un folleto explicativo sobre el trabajo distribuido por el casino durante las entrevistas laborales.
Sin embargo, no es la primera vez que el Borgata debe enfrentarse a una demanda de este tipo.
En el 2006 también dos “Borgata Babes” presentaron una demanda por 70 millones de dólares contra el casino por discriminación sexual.
En esa oportunidad afirmaron que el casino las humillaba con la imposición de sus trajes, la imposición de límites de peso, estimulando a la cirugía para el aumento de senos, y enfatizando el "look" por sobre el desempeño laboral.
Una de ellas dijo que el aumento de peso se debía a su problema de tiroides, mientras que la otra fue despedida por quejarse de la política de peso y por tener que ser sometida a una prueba de drogas. Más tarde le fue diagnosticada anorexia nerviosa.
Por entonces ni el abogado de las demandantes ni el casino, proporcionaron detalles sobre el acuerdo alcanzado por las partes.


