Las leyes de publicidad en Estados Unidos proporcionan una importante protección a los consumidores, dándoles derecho a reclamar daños y perjuicios si son engañados. Por ejemplo, el artículo 5 de la Ley de la Comisión Federal de Comercio establece que "los actos o prácticas desleales o engañosos en el comercio o que afecten a éste" son ilegales. Además, todos los estados tienen leyes contra la publicidad falsa y muchos de ellos aplican la Ley Uniforme de Prácticas Comerciales Engañosas, que prohíbe la tergiversación y la publicidad de cebo y cambio.
La publicidad de cebo y cambio implica anunciar algo para llamar la atención del consumidor, pero cuando éste se presenta, descubre que la intención del comerciante era venderle otra cosa.
Ofrecer probabilidades es esencialmente un anuncio para aceptar apuestas a los precios mostrados. Legalmente, son ofertas de los corredores de apuestas para celebrar un contrato con el consumidor y son una indicación del interés por aceptar apuestas en las condiciones ofrecidas. Apartarse de las probabilidades ofrecidas cuando un apostante intenta realizar una apuesta puede interpretarse como un engaño al consumidor, especialmente si ocurre con regularidad. Recientemente se han denunciado varios casos en blogs y redes sociales en los que algunas casas de apuestas deportivas están cambiando sus cuotas cuando los apostantes intentan completar sus apuestas.
Algunos apostantes informan de un proceso que denominan "Ruedas giratorias y probabilidades alteradas", una táctica de las casas de apuestas deportivas que cambia las probabilidades para peor, justo delante de sus ojos cuando intentan realizar sus apuestas. Hay informes de que una sola apuesta puede girar durante un minuto o dos, a veces incluso durante cinco o diez minutos, y cuando el giro se detiene, sus apuestas pasan a una fracción de las cantidades previstas y a peores probabilidades.
Algunas casas de apuestas deportivas utilizan algoritmos para gestionar sus probabilidades y otras utilizan operadores en vivo que vigilan las apuestas más grandes y de mayor riesgo a medida que van entrando, estableciendo limitaciones para desencadenar ciertas apuestas para un proceso de aprobación caso por caso. Los parámetros desencadenantes pueden basarse en el tipo de partidos, el tipo de apuestas, las cantidades en dólares o por cliente. Por ejemplo, una apuesta de 500 dólares en un partido de la NFL no suele desencadenar una aprobación manual, pero una apuesta de 500 dólares en un parlay o apuesta futura puede desencadenar una aprobación manual por parte de un operador o debe cumplir los criterios de un algoritmo.
Cambiar las cuotas antes del partido cuando el apostante intenta realizar una apuesta irrita al apostante y crea clientes insatisfechos. Se sienten engañados al saber que las cuotas estaban disponibles en el momento en que querían apostar, pero se cambiaron debido a sus intenciones de apostar. Sin embargo, esto no ocurre en el caso de las apuestas In-Play, en las que el apostante es consciente de que las cuotas pueden cambiar sobre la marcha debido a los acontecimientos que se producen en el campo, en lugar de que la casa de apuestas realice cambios de última hora para ofrecerle un peor trato.
El sector de los valores ha superado este problema y ha desarrollado una solución que las casas de apuestas deben adoptar y seguir. Por ejemplo, los creadores de mercado del Nasdaq están obligados a mostrar un tamaño de cotización mínimo de una unidad de negociación, que son 100 acciones. En el caso de los valores poco negociados, ofrecen precios de compra y venta para 100 acciones y están obligados a satisfacer órdenes de hasta 100 acciones a los precios cotizados y son libres de cambiar sus precios después. En el caso de las acciones de empresas más grandes que tienen liquidez, cotizan unidades mucho más grandes para ayudarles a negociar volúmenes mayores. Siguiendo este proceso, las casas de valores gestionan sus riesgos y proporcionan transparencia con sus clientes y reguladores.
Las casas de apuestas deportivas deberían adoptar políticas y procedimientos similares a los utilizados por el sector de los valores. Deben citar sus cuotas junto con el importe en dólares (moneda respectiva) de las apuestas que están dispuestos a aceptar a esos precios o comunicar claramente sus tamaños mínimos de apuesta para los diferentes tipos de apuestas. El tamaño anunciado de una apuesta da a los apostantes la información adecuada para saber que sus apuestas se cubrirán hasta esas cantidades, teniendo el corredor de apuestas el derecho de cambiar el precio después de que se cubra la cantidad indicada.
El negocio de las apuestas deportivas está siendo lo suficientemente grande como para llamar la atención de los abogados de demandas colectivas que pueden hacer un rápido análisis de costes y beneficios y ver que pueden probar su caso de forma económica y obligar a la industria a llegar a un acuerdo.
Por ejemplo, si persiguen a determinadas casas de apuestas deportivas con un demandante principal que actúe en nombre de todos los demás miembros del grupo para dirigir la demanda colectiva y resolver el caso a 250 dólares por apostante para, digamos, un millón de apostantes, el caso podría costar a las casas de apuestas 250 millones de dólares y los abogados se embolsarían unos suculentos 100 millones de dólares sobre la base de un reparto 60/40, que es la norma para las demandas colectivas.
En general, lo mejor para el sector es adoptar normas y procedimientos para respetar una cantidad mínima para las probabilidades que ofrecen. Al revelar los tamaños y las reglas para cumplir con las probabilidades hasta las cantidades anunciadas, evitan enemistarse con sus clientes y no se exponen a posibles demandas colectivas que podrían costarles cientos de millones de dólares.


