Lo que antes era territorio exclusivo de geeks ahora es una forma legítima de socializar, contar historias y desconectarse del mundo digital. Los juegos de rol de mesa (RPGs), liderados por títulos como Dungeons & Dragons, están viviendo un renacimiento global, especialmente entre jóvenes de 25 a 35 años.

¿Por qué están volviendo con tanta fuerza? En plena era de algoritmos y pantallas, los RPGs ofrecen algo que escasea: conexión humana real. Reunirse con amigos para inventar personajes, resolver conflictos o explorar mundos imaginarios se ha convertido en una actividad social cada vez más popular.

Según el portal especializado ICv2, el mercado global de juegos de rol creció un 8% en 2022, con Dungeons & Dragons representando el 68% de las ventas del sector. La tendencia ha continuado en 2023 y 2024, impulsada por el auge de plataformas virtuales como Roll20, Foundry y la expansión de comunidades en redes sociales.
En YouTube, puedes encontrar campañas que han impulsado la popularidad del género, como:
- 🔹 Critical Role (EN) – Más de 2 millones de suscriptores
- 🔹 La Mazmorra de Pacheco (ES) – El canal más grande de rol en español
- 🔹 Dungeon Marvels (ES) – Consejos, campañas y reseñas de juegos
Además, el canal Mundo Rol ha documentado el crecimiento de comunidades roleras en Bogotá, Santiago y Ciudad de México, con miles de nuevos jugadores que descubrieron este hobby post-pandemia.

Los cafés y bares temáticos también han multiplicado su presencia en ciudades grandes, con eventos como Noches de Rol, RPG & Drinks o Tardes de Dado. Las ventas de dados, miniaturas y manuales han crecido a doble dígito en tiendas especializadas y e-commerce.

Más allá del juego, hay un componente generacional. Esta nueva ola de jugadores no busca solo entretenerse, sino crear juntos experiencias narrativas. Se valora la creatividad, la colaboración y el tiempo compartido sin pantallas. Por eso, muchos jóvenes también diseñan sus propios sistemas o escenarios: la comunidad rolera es, ante todo, autogestionada y abierta.
El rol ha dejado de ser un “nicho” para convertirse en un movimiento cultural vivo, con contenido original, podcasts, merch y festivales. Y como todo lo que conecta con lo humano y lo colectivo… llegó para quedarse.


