El mundo del fútbol vuelve a estar en la mira por un nuevo escándalo de apuestas ilegales. Esta vez, los protagonistas son nada menos que Ángel Di María y Leandro Paredes, campeones del mundo con Argentina y figuras reconocidas a nivel global, quienes están siendo formalmente investigados por la fiscalía de Milán por su presunta participación en plataformas no autorizadas entre 2021 y 2023.
Según medios italianos, las investigaciones revelan que ambos futbolistas habrían apostado a través de canales ilícitos en deportes distintos al fútbol, así como en juegos de póker en línea. Aunque hasta ahora no hay indicios de amaño de partidos, la gravedad del caso radica en el símbolo que representan estas figuras para millones de jóvenes y para la integridad del deporte profesional.
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El caso ha sacudido al fútbol europeo y argentino. Di María, ídolo en Rosario y protagonista clave en la final del Mundial de Qatar, y Paredes, actual jugador de la Roma, están entre una docena de deportistas salpicados en lo que podría convertirse en una de las mayores tramas de apuestas ilegales del deporte italiano.
Las autoridades han detectado una red financiera operada desde una joyería en Milán, utilizada como fachada para el movimiento de dinero hacia sitios de apuestas clandestinos. En la operación se han incautado 1,5 millones de euros y se han solicitado arrestos domiciliarios para cinco personas, aunque los deportistas no han sido imputados penalmente hasta el momento.
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Apuestas deportivas ya comenzó lo peor
Más allá del aspecto judicial, el caso pone en entredicho la eficacia de las normas éticas de la FIFA y la UEFA, que promueven campañas contra el juego ilegal y el amaño, pero que siguen viendo cómo el fenómeno de las apuestas se infiltra en los vestuarios, las redes sociales y hasta en los patrocinios oficiales.
El 59% de los clubes que juegan torneos Conmebol son patrocinados por casas de apuestas deportivas.
Este episodio alimenta la preocupación sobre una industria de apuestas que, sin una regulación sólida y transversal, sigue captando deportistas de alto nivel como clientes o embajadores, diluyendo los límites entre deporte, negocio y riesgo legal.
