Eso es lo que promete un proyecto de ley presentado esta semana en el Congreso de este país por los senadores Mike Lee (republicano) y Charles Schumer (demócrata).
Bajo el proyecto, cualquier persona que invierta al menos 500.000 dólares en propiedad raíz(unos 950 millones de pesos colombianos), podría obtener una visa de no inmigrante que le permitiría vivir en EE. UU. de manera ininterrumpida por 3 años.
La intención de los legisladores con su proyecto es atraer la inversión extranjera al mercado inmobiliario, que aún sigue deprimido y cuya caída, según muchos, precipitó la crisis financiera del año 2008. Por supuesto, el proyecto contiene condiciones y es claro que está dirigido a personas muy adineradas.
En principio, la visa no contempla un permiso de trabajo ni es un camino a la ciudadanía. Además, exige que la persona viva en EE.UU. – en la residencia adquirida- al menos seis meses del año. Esos seis meses no tendrían que ser consecutivos.
Tampoco prevé el goce de los beneficios que ofrece el seguro social o médico y requiere que la persona no tenga un récord criminal. En otras palabras, permite radicarse en Estados Unidos pero con el suficiente dinero como para vivir sin tener que trabajar.Pero muy diferente a una visa de turismo, que solo permite estar en EE.UU: como máximo seis meses en un mismo año.
De acuerdo con los legisladores, la idea es motivar a los ricos del mundo para que se establezcan en EE.UU. y consuman pero sin constarle al erario un dólar. “Este proyecto lo que hace es respaldar un método de libre comercio para incrementar la demanda inmobiliaria en momentos en que los estadounidenses están bajo el agua y desesperados por que vuelva a subir el valor de sus propiedades”, dijo Lee.
Desde el 2007, los precios de la propiedad raíz han caído entre un 20 y 30 por ciento. Eso sumado a un dólar débil, ha convertido este mercado en uno muy atractivo para inversionistas extranjeros de acuerdo con un estudio de la Asociación Nacional Inmobiliaria, la demanda extranjera por propiedades en EE.UU. ha crecido un 24 por ciento en solo un año.
El proyecto debe ser aprobado tanto en el Senado como en la Cámara antes de convertirse en ley.