En mi carrera como Coach me he encontrado con frecuencia la queja del paciente hacia un hecho doloroso, y al momento de comunicarlo, surge inmediatamente la pregunta: ¿por qué a mí? Seguida de todo tipo de justificaciones que van desde el: “Si yo soy un buen ser humano, si yo no le hago daño a nadie, si yo actué de la manera correcta, si yo, si yo, si yo….” y se llena de explicaciones para llegar a la conclusión de que lo que le pasó, es injusto, nunca debió haberle sucedido y muchas reflexiones que prueban lo inequitativa que es la vida. En todas, es una víctima de una circunstancia que sucedió en su contra.

Inmediatamente viene de mi parte la pregunta: ¿Y ahora qué vas a hacer con esto? Ya sucedió, no puedes cambiar el pasado.

Permanentemente nos preguntamos ante un hecho el por qué, que es una pregunta que nos lleva a victimizarnos ante el acontecimiento.

Nos lleva al pasado. Nada es más fácil que manejar en nuestra conversación las mágicas palabras: Yo, mí, me, conmigo y contra mí.

Éstas encabezarán las frases de respuesta a la pregunta:

¿Por qué?. Yo que no lo merecía,

Es a mí a quien se lo hicieron,

Me pasó,

Fue conmigo con quien jugaron,

Lo hicieron contra mí, y aquí comienzan las muchas respuestas que tan bien conocemos.

Qué pasaría si cambiáramos la pregunta por ¿Para qué sucedió esto?.

Seguramente quedaría un interrogante que nos llevaría a tener que abrir puertas, que desde la victima preferimos mantener cerradas. Si me pregunto ¿para qué?, no me estoy refiriendo al pasado, sino estoy partiendo del presente para orientarme hacia el futuro, porque inmediatamente debo comenzar a abrir mi mente, y si quiero una respuesta, permitir a mi imaginación producir acciones para comenzar a cambiar mis resultados.

Si las respuestas se dan a la pregunta ¿para qué?, partimos de un aprendizaje para cambiar el futuro, para darnos cuenta de que el hecho es simplemente un hecho, y nosotros estamos tomándolo personal. Entenderemos que si la interpretación cambia, la percepción del hecho simplemente cambia.

Estoy convencida de que si continuo con mi propio discurso, de que lo sucedido es contra mí, mis propias respuestas me llevarán a la parálisis, a estar en un pasado que no puedo cambiar, o a accionar desde mi experiencia de “no ser suficiente” y por consiguiente producirán los mismos resultados que no quiero tener conmigo.

Si parto del ¿para qué?, no me estoy refiriendo al hecho como algo que pasó contra mí, sino comienzo a mirarlo como un aprendizaje que me permite accionar hacia un futuro, en el que solamente el hecho es un hecho al que yo le pongo la interpretación y la energía que yo elija.

Viktor Frankl,1905-1997, Neurólogo y Siquiatra Austriaco, creador de la Logoterapia, escribió en su libro autobiográfico sobre su vida en los campos de concentración en la segunda guerra mundial: “Si no está en tus manos cambiar una situación que te produzca dolor, siempre podrás escoger la actitud con la que afrontes ese sufrimiento”.

Yo creo que el inicio para cambiar la actitud es comenzar a preguntarte el para que del hecho, borrando las preguntas que te lleven a ser la victima, buscando lo que sigue para ti, lo que quieres, lo que sueñas, y viviendo un presente que lo produzca.

*Coach Ontológico, conferencista internacional en procesos de crecimiento personal, coach empresarial, arquitecta y empresaria. Puede agendar una cita en Colombia a la dirección de correo italemma8@hotmail.com