El fútbol colombiano enfrenta una nueva crisis de integridad. La exentrenadora del equipo femenino de Junior de Barranquilla, Yinaris García, denunció que siete jugadoras habrían participado en el amaño de partidos, influenciadas por apuestas ilegales. La denuncia se hizo pública el mismo día de su despido, el 28 de mayo, y García afirma contar con pruebas que ya están en manos de las autoridades competentes.

En una transmisión en vivo, García presentó capturas de conversaciones que sugieren instrucciones para cometer errores deliberados en partidos clave, incluyendo una goleada 6-0 contra Santa Fe el 23 de mayo. Estas revelaciones no solo cuestionan la ética deportiva, sino que también afectan la reputación profesional de la entrenadora, quien expresó su preocupación por el impacto en su carrera y en el desarrollo del fútbol femenino en Colombia.
Este escándalo se suma a otros casos recientes en el fútbol colombiano, como el de Boyacá Chicó, donde se denunciaron intentos de manipulación de resultados y amenazas a jugadores. La proliferación de apuestas ilegales y la falta de controles efectivos están poniendo en entredicho la transparencia y la competitividad del deporte en el país.
Coljuegos: no hay cómo saber si los futbolistas profesionales están apostando en Colombia.
La Dimayor y las autoridades judiciales enfrentan el desafío de investigar a fondo estos casos y establecer medidas que protejan la integridad del fútbol colombiano. La confianza de los aficionados y el futuro del deporte dependen de acciones contundentes contra la corrupción y las influencias externas que amenazan su esencia.


