Nuevamente la industria de Juegos de suerte y azar está de luto; en la madrugada de ayer recibíamos la trágica noticia de la que han circulado videos del asesinato de la vendedora Marlen Mozo de SuperGiros en Bosconia (cesar), lamentable y repudiable hecho que enluta la familia de una madre cabeza de hogar.
Los(as) operadores(as) de Barranquilla, Cartagena y Valledupar son quienes están sufriendo con mayor intensidad los embates de estos criminales que sin escrúpulo exigen desde motos hasta apartamentos a cambio de no atentar contra ellos(as) o sus negocios.
Un estudio publicado por la agencia de seguridad para la prevención del delito mostró un alarmante 48% de negocios que son extorsionados en los estratos 1,2,3 y de estos el 58% de los Juegos de Suerte y azar que operan allí son víctimas de algún tipo de delito ya sea robo o extorsión.
La fama que tienen los casinos de ser fuente de riqueza instantánea son un imán para estos actos deplorables que desde hace ya algunos años afectan los ingresos de Coljuegos por concepto de Juegos localizados en estas ciudades principales.
Esta es una explicación (más no justificación) del porque el alto grado de ilegalidad en la costa Atlántica que ante la falta de garantías y presencia del estado es “fiscalizada” por bandidos que bajo el lema de plata o plomo toman los impuestos que deberían ser para la salud so pena de atentar contra las empresas declarándolas objetivos.
Pareciera que con la llegada de personas desde Venezuela hubiera llegado también el incremento de extorsiones sobre todo en la costa atlántica, Antioquia y el Valle del cauca; y digo pareciera porque este es un delito de vieja data que existe desde hace décadas y nuestra industria nunca ha sido ajena a este flagelo.
Los juegos localizados hemos sido víctimas de este flagelo y resulta algo doloroso que sólo hasta ahora Coljuegos se pronuncie amen de la muerte de Mozo ignorando las pérdidas en general de la Industria.
De corazón espero y exhorto al Dr Marco Emilio Hincapié presidente de Coljuegos para que como parte de los pactos por la legalidad que ha suscrito la entidad y él personalmente, se garantice y se generen mecanismos de protección para nuestros negocios, y no solamente sea para el chance o su círculo allegado; esta es parte de la labor que debe ejercer como regulador; no solamente la de coerción.
Todos somos uno y ninguna muerte es menos importante que otra.