La semana pasada, la Comisión del Juego de Massachusetts eliminó las restricciones de bioseguirdad que se habían implementado en los casinos a causa de la emergencia sanitaria a nivel mundial que causo el COVID-19, permitiendo que los dos casinos del estado y la sala de máquinas tragamonedas vuelvan a las condiciones normales anteriores a la pandemia.
Sin embargo, los casinos han manifestado que no están preparados para reanudar el funcionamiento de los juegos de mesa o las salas de póquer porque consideran que estos juegos no son rentables en la actualidad.
El director de cumplimiento de MGM Springfield, Daniel Miller, dijo: "Seguimos supervisando las necesidades de póquer y si vamos a traerlo de vuelta. Nosotros también hemos decidido tomar una decisión antes o alrededor del 31 de diciembre, por el momento no lo vemos rentable reabrir nuestras salas de poquer, hemos perdido bastante dinero con los aislamientos obligatorios y demás medidas, no podemos darnos el lujo de seguir perdiendo, ahora estamos luchando por sostener nuestro casino".
Cuando los reguladores permitieron que los casinos de Massachusetts volvieran a operar tras la pandemia de COVID-19, prohibieron los dados, la ruleta y el póquer, alegando que generaban problemas de bioseguridad relacionados con el distanciamiento social y el contacto con las superficies.
En marzo, los reguladores permitieron a los casinos volver a operar esos juegos, pero limitaron a cuatro el número de personas en la mesa, incluido el crupier.
Sin embargo, a pesar de la relajación de las medidas anunciada esta semana, los jugadores de póquer del estado podrían tener que esperar hasta 2022 para que las salas de póquer vuelvan a estar abiertas.
Los ejecutivos del Encore Boston Harbor y del MGM Springfield dijeron que no sería rentable extender las partidas de póquer con tan poca gente.


