En el imaginario colectivo, la población siempre a estado dividida en dos: Los nacidos para ser jefes y los que no. Ahora, los expertos reculan y se corrigen : los lideres se forjan con esfuerzo y capacitación .
Y si bien es cierto que algunos disponen de talentos naturales, resulta imprescindible el entrenamiento para tomar las riendas de una organización y su equipo sobretodo en las aguas revueltas de la sociedad actual ;donde las relaciones son complejas , la información esta globalizada y donde existen patrones que no cuidan que sus subalternos salten por la ventana cada fin de la jornada laboral.
Por eso el reto del directivo del siglo XXI llega por partida doble: deberá hacer frente a los desafíos que hoy y siempre tuvieron los mandamases, y además tendrá que prepararse para lidiar con el contexto. El marco donde tomar las decisiones es de caos, tensión y un cambio continuo un subgerente y atómico panorama sin previsión posible.
Las empresas lo saben, así que recurren en masa a programas de formación que den mas consistencia a sus directivos. Por su parte, los centros de capacitación que proliferan abren sus puertas y aceitan con paciencia la maquinaria del liderazgo.
El juego , es una metodología muy particular que ayuda mediante roles la importancia de saber recibir las ordenes dando al gerente la oportunidad de ver los errores que terminan desviando la intención al planear una estrategia cuando pasan de voz a voz hasta llegar al colaborador.“ A través de lo lúdico impartimos conocimiento”, “Estas técnicas poco convencionales son muy útiles por que dejan una huella muy fuerte que facilita luego su aplicación en la practica”.
Un Power Point, en cambio, les entra por un oído y les sale por el otro.
Hable bien, por favor
Y este es la dinámica del juego : Dos pasos a la derecha, dos y medio a la izquierda. Gire y camine dos metros. Estas son algunas de las instrucciones que los directivos deben dar a sus subordinados ficticios en una de sus clases preparatorias. Los empleados ( a los que, por cierto, en esta época es mas correcto llamar colaboradores ) llevan los ojos vendados y solo pueden desempeñar la tarea encomendada si las indicaciones están detalladas al milímetro.
Los expertos señalan que el uso del lenguaje no solo es importante para obtener resultados óptimos: las palabras, lejos de llevárselas el viento son responsables, además de construir un clima organizacional y de perfilar un vinculo entre el conductor y el conducido. La expresión es una herramienta que los dirigentes deben identificar y entrenar si quieren evitar que sus trabajadores, como en el ejercicio, se caigan, tropiecen o actúen con miedo -a ciegas-.
Además de la neurolingüística, otras ramas de la neurociencia hacen sus aportes para entender como mandar mejor “la relación entre acto y potencia, por ejemplo, demuestra que la única posibilidad de descubrir las potencialidades que uno tiene es a través de la acción” . De allí que los jefes que temen exceder las competencias “oficiales” de sus trabajadores sean a larga un obstáculo para sacar a la luz nuestras aptitudes mas ocultas ( si además de escribir un reportaje, su superior le pide una imagen, la teoría dice que le estará abriendo una puerta para revelar su talento como fotógrafo ).
El trato a la plantilla, en fin, no es una cuestión de tomársela a la ligera. Y menos en los tiempos que corren.
Así como el contexto es más intricado y no deja mucho margen para la prevención, la relación con la autoridad es ahora mas conflictiva, por que al míster se lo pone en tela de juicio constantemente. La llamada “ Generación Y”, aquellos nacidos entren 1980 y el 2000 y criados en valores como la participación, el desarrollo de sus capacidades personales y la búsqueda de la verdadera vocación, son hoy trabajadores flexibles, pero escépticos y un punto impaciente.
El jefe debe responder con aplomo. Y la única manera de hacerlo es que el equilibrio salga de adentro “cuanto mas haya trabajado el directivo a nivel personal, interno, mejor será como directivo. Si no hay un alineamiento entre el pensar, el sentir y el actuar, las instrucciones no seran acatadas por las personas a su cargo.
Cambio de reglas
En el futuro las empresas deberán renovarse si quieren sobrevivir en el nuevo panorama, donde las economías convencionales ya no definirán las características del mercado, sino que serán las necesidades reales de sociedad quienes impongan el modelo a seguir. Y los nuevos valores clave por asumir serán la transparencia, y la integridad, la colaboración y la sustentabilidad. Todo ello, en un universo mas horizontal, donde el organigrama de una compañía se plasmara en hojas apaisadas.
El arte de dirigir con propiedad en la empresa del siglo XXI, no solo se centra en el cumplimiento de los objetivos, si no también en el desarrollo de los individuos, la mejora del clima laboral, la motivación y la retención de los talentos (“Dirigir” se escribirá con MAYUSCULAS )
Los jefes de mañana (que ya casi es hoy) deberán ser veloces, comunicativos, flexibles y transparentes, todo este articulo se logra sintetizar en dos: Dominio personal y voluntad continua de aprender a prender.
NO NACEN: SE HACEN. LOS CABECILLAS, PARA MANDARNOS, DEBEN ANTES ENTRENAR Y SACAR PUNTA A SUS HABILIDADES DE COMO TRATAR A LOS EMPLEADOS, COMO CONDUCIR LA EMPRESA Y VER, ADEMAS, DE DONDE LLEGAN LOS PROBLEMAS.
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