“Una empresa, es un ente vivo, un reflejo de la sociedad y la cultura donde se desarrolla. Las personas son su capital más importante, por mucho que nos hayamos empeñado en sustituirnos por máquinas capaces de hacer y pensar a velocidad de vértigo, y a años luz de las capacidades humanas más superdotadas. Pero afortunadamente, reitero el afortunadamente, las máquinas no son capaces de sentir. Y ese atributo que conservamos los seres humanos como uno de nuestros tesoros mejor guardados, es lo que nos hace, precisamente eso, humanos."
El caso de dos compañías españolas, que “cuando fueron vendidas a grupos inversionistas hicieron desaparecer el ADN que habían impregnado sus fundadores y “se cargaron su alma de un plumazo”.
“Los empleados se rodearon de incertidumbre, se volvieron pasivos y perezosos, perdieron la autoestima, dejaron de cooperar y empezaron a competir; se sintieron abandonados, prescindibles y provisionales; perdieron la pasión, el entusiasmo y la creatividad. Y como anécdota, también prescindieron de nuestros servicios”.
¿Cuál es el pecado más frecuente en una empresa?
Se reparte entre la soberbia y la envidia. La soberbia porque limita la humildad que es lo que nos permite aparecer como seres imperfectos, y por tanto humanos. Y la envidia, porque nos impide amar, que es lo que permite una armonía social necesaria entre personas que trabajan por un mismo objetivo.
¿Qué llevó a la actual crisis de España y de la mayor parte de la zona euro?
Estoy convencido de que es consecuencia directa de una crisis de valores y el pecado protagonista es la avaricia. Detrás de cualquier crisis económica en la historia del mundo siempre encontraremos en origen el pecado de avaricia.
Cuando una empresa se rige por el ‘todo vale’ o ‘el éxito a cualquier precio’ significa que ha perdido la generosidad, la responsabilidad social, la empatía y el respeto. Una empresa sin esos valores, como reflejo de una sociedad que es, está enferma y morirá si no se aplica una cirugía.
¿En qué consiste?
Una empresa que ha perdido su alma ha de ser transformada desde arriba y en sentido descendente.
Y esto significa trabajar a fondo con sus líderes para dotarlos de una gran dosis de inteligencia emocional y hacerles ver que es posible un equilibrio entre la consecución de resultados y el respeto a las personas.
¿Todas las empresas cometen los 7 pecados?
Evidentemente no, sólo en las empresas grandes podemos encontrar que se cometan todos. Al final es una cuestión estadística, cuanto más personas más frialdad, más competitividad, más egoísmo y más envidias.
Su libro, ¿es una guía para cualquier empresa en este mundo globalizado?
Todo escritor sueña que su libro se convierta en un referente. Mis ideas se nutren de mi trabajo como coach en MRC International Training que es donde he aprendido lo que se. Tenemos unas creencias arraigadas sobre cómo habrían de fluir las relaciones en las empresas, recuperar el alma y hacerlas infinitamente más competitivas y lugares mucho más agradables pata trabajar.
¿Qué deben hacer los empresarios para sanear sus empresas? ¿Volver al humanismo?
Las personas podemos poner tres cosas en la vida, y por extensión en el trabajo. Hombro, corazón y cabeza. El hombro simboliza el esfuerzo, el corazón la pasión y la cabeza el talento. Las empresas que quieran ser competitivas no se pueden conformar con personas que sólo pongan el hombro, si no que necesitan también corazones y cabezas. O lo que es lo mismo, entusiasmo e ideas.
¿Existe alguna empresa que sea ejemplo a seguir?
Seguramente hay muchas pero no me atrevo a detallar ninguna, porque no conozco la empresa perfecta.
Me contaron de Volvo en Suecia: los empleados que llegan primero parquean sus carros en los lugares más alejados de la puerta de la fábrica, pensando en que los que lleguen más tarde tendrán que recorrer menos metros caminando.
En España sería lo contrario y el que más tarde llegue, ¡que se fastidie! Pero aun así, sin menospreciar nuestra cultura, conozco a muchos empresarios que poseen valores muy humanos, accesibles, ejemplares, respetuosos y rodeados de personas que comparten esos mismos valores.
Manuel Reyes, el psicólogo español experto en coaching ejecutivo, que viaja por el mundo dando talleres y conferencias, está convencido de que las empresas tienen alma y que cuando la pierden todo empieza a ir mal. Puede ser contactado al mreyes7p@yahoo.es


