La comunicación es un aspecto inherente a los seres humanos, todos las personas nos comunicamos por naturaleza, es parte cotidiana de la organización, así que muchos directivos se preguntan ¿para qué trabajarla estratégicamente? ¿Por qué y cómo es qué sirve como herramienta gerencial?
La cotidianidad de las organizaciones transcurre en una constante comunicación entre sus miembros, hay procedimientos administrativos y funcionales, agendas corporativas copadas de reuniones y charlas, se cuenta con internet avanzado, móviles inteligentes que permiten una comunicación permanente a través de voz, mensajes escritos y chats.
Las organizaciones contemporáneas cuentan con redes sociales, blogs, páginas web, multimedia y más instrumentos que ayudan a permanecer informados constantemente y a comunicarse de muy variadas formas. La pregunta es si la alta gerencia sabe cómo aprovechar y potenciar todos estos instrumentos de tecnología para apoyar los objetivos empresariales y lograr consolidar estratégicamente los procesos de información y comunicación en beneficio de la organización.
Somos sujetos de comunicación y de relaciones y en el siglo XXI la permanente competencia que se vive en el ámbito empresarial, el mercadeo personalizado y la globalización, entre otros fenómenos, han creado la necesidad de desarrollar estrategias acerca del uso de la comunicación al interior y al exterior de las organizaciones, para que se convierta en la aliada de las relaciones con todos sus públicos y lograr así su adecuada planeación y la obtención de acciones exitosas. Dejar al azar el manejo estratégico de la comunicación como herramienta gerencial podría ocasionar problemas en el direccionamiento y resultados de los objetivos de la alta gerencia .
Comunicar ¿para qué?
La comunicación en su definición más sencilla significa ´poner en común´, implica procesos de interactividad, interpretación, flujos de doble vía. Lo comunicativo hace posible la construcción compartida de sentido del mundo, de la cultura y por ende de las organizaciones.
Al mismo tiempo, la comunicación es la que posibilita las acciones y toda acción, a su vez, comunica un significado. Las organizaciones están sujetas a cambios constantes y a crecimientos dinámicos, que van a producir significados en su accionar diario. De igual forma todo cambio interno y externo afecta a la empresa de forma tal que debe saber cómo enfrentarlos y gestionarlos en su propio beneficio. Así que debe saber relacionarse con los diversos públicos y responder asertivamente a los nuevos paradigmas empresariales. Es aquí donde la alta gerencia debe utilizar la comunicación como herramienta estratégica de gestión.
Las empresas deben conocer y gestionar sus planteamientos estratégicos apoyadas en las herramientas comunicacionales que se utilizan en varios frentes:
Relaciones institucionales
La comunicación que se emplea en los ámbitos corporativos y de la institución y que tiene que ver con decisiones y políticas estratégicas orientadas a los accionistas, mercados de capitales, instituciones que se relacionan con su quehacer y todos los denominados ´stakeholders´ o públicos de interés.
Relaciones internas
Es la comunicación al interior de la organización que abarca a todos los empleados en el conocimiento de su valores, misión, visión y objetivos. Comunicación que afecta a todos sus miembros en la forma como van a responder con su participación en el logro de los objetivos corporativos.
Relaciones externas
Son las comunicaciones de la empresa con su entorno e implica gestiones de marketing, relaciones públicas, manejo de marca y reputación, imagen corporativa, entre otros.
Del uso y significado que se dé a la comunicación organizacional, dependerá gran parte del éxito de la empresa y del direccionamiento que quiera darle la alta gerencia. Utilizar la comunicación como herramienta gerencial puede hacer la gran diferencia en las acciones y orientaciones de sus líderes.
Comunicación afectiva y efectiva
En el PyG de la comunicación suelen darse más pérdidas que ganancias en muchas personas y no pocas empresas.
Sabemos que una buena relación depende en gran medida de una excelente comunicación, pero ¿nos interesamos de verdad por mejorar en ese arte exigente?
El pensador francés Edgar Morin ha hablado de varios “filtros en la comunicación” que te conviene identificar y evitar. Me inspiro en sus hallazgos y te comparto una lista de siete filtros o bloqueos. Conócelos, supéralos, y en tu comunicación no tendrás un PyG, sino un GyG: Ganar y Ganar:
1. Adivinación. Evita esa trampa peligrosa de verte como un mago o chamán que adivina lo que el otro quiere.
Tampoco pretendas que alguien adivine tus deseos si no los expresas con asertividad, de un modo claro y concreto. En muchas parejas este filtro es devastador para su amor.
2. Generalización. Un filtro muy frecuente que se reconoce en palabras como estas: “nunca me escuchas”, “siempre haces lo que quieres”.
Usa con extremo cuidado estas palabras: jamás, nunca, siempre, todos, todas, los y las. Son peligrosas, habitualmente falsas y le ponen talanqueras a la rueda del diálogo.
3. Interpretación. Verifica lo que te dicen para estar seguro de que captas el mensaje o que algo es verdadero.
No lo distorsiones, adaptándolo según tu conveniencia o tus creencias. ¡Hay oro en la verificación y barro en la interpretación!
3 Negación. Este filtro parece obvio de evadir, más no es así, porque el ego te traiciona y, acaso de un modo inconsciente, rechazas lo que no te ofrece ganancias o placer.
Negar es un mecanismo de defensa que se nos impone cuando algo duele o hay pérdidas.
5. Parcelación. Con este filtro escoges partes de un mensaje e ignoras el todo. Eso lo hace ego al que le fascina controlar, competir, dominar y tener la razón. Olvidas que sólo tienes tu razón, no ‘la’ razón y que al opinar sólo expresas menos de la siete mil millonésima parte de la opinión mundial. “Nunca pude, a lo largo de mi vida, resignarme al saber parcializado” Morin.
6. Suposición.
Este filtro causa estragos y se reconoce en típicas excusas como estas: yo creí qué, yo pensé que. Por eso, hay empresas en las que el lema es “hechos y verdades”, o sea, cero supositorios, como los suelo llamar para que sacuda y se grabe. Recuerda: el camino es la verificación, no la suposición.
7. Tergiversación.
La persona deshonesta, egoísta, soberbia o ambiciosa cambia un mensaje con una frescura pasmosa y, sin atisbos de culpa, le da un sentido completamente diferente.
Su ética es de caucho, nada lo intimida y prescinde de lo que quiera sin titubeos, con toneladas de ego y gramos de honradez. Para los fans de Maquiavelo ‘todo vale’ y son profesionales en el arte de falsear todo. Está alerta a estos filtros, con ellos ganas por un tiempo, pero un día todo se desmorona porque la vida es una siembra.
Elige comunicarte bien y mejora en el arte de expresarte y de escuchar. De una comunicación afectiva y efectiva depende todo en los negocios y en tu vida.
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